miércoles, 17 de septiembre de 2014

Gritos del alma en momentos de dolor

“Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica. Está atento, y respóndeme; clamo en mi oración, y me conmuevo, a causa de la voz del enemigo, por la opresión del impio; porque sobre mi echaron iniquidad, y con furor me persiguen. Mi corazón está dolorido dentro de mi, y terrores de muerte sobre mi han caido, temor y temblor vinieron sobre mi, y terror me ha cubierto. Y dije: Quien me diese alas como de paloma, volaría yo, y descansaría. Ciertamente huiría lejos; moraría en el desierto. Me apresuraría a escapar del viento borrascoso, de la tempestad” Salmos 55:1-8

Esta plegaria describe el dolor intenso de una prueba horrible, y su clamor desesperado puede palparse desde que uno está dando lectura a este salmos.

Su vida ha caído en un grave peligro, una tremenda crisis que ha golpeado todo su ser. Emocionalmente está acabado y podríamos pensar que su estado mental ya no da más.

Es tanta la presión, que desea huir de la guerra que ha caido sobre él, desea estar solo, olvidar su tierra, olvidar su misma vida terrenal.

Pide a gritos, lo que su alma anhela en ese momento, y pide alas de paloma para irse al desierto.

Sobre el siervo de Dios, ha caido golpe tras golpe de maldad, abuso, engaños, traiciones y fraudes. Por su mente no pasa el deseo de estar en el palacio, o saboreando un rico platillo de carnero de Bazan,

Tampoco está pensando en escribir salmos, o cantar alabanzas con el arpa. El dolor es tan intenso, que su mismo corazón se siente morir, y por esa razón, siente que los terrores de muerte lo cubren.

En este mismo instante hay en el mundo, millares de hombres y mujeres, pasando por la misma situación de David, quemándose en el calor de las pruebas, sufriendo en cuerpo y alma la angustia del bombardeo de las guerras del enemigo, que lanza disparos uno tras otro, y a veces en la misma herida, la vuelve a golpear.

El dolor es tan intenso que no hay quien pueda mitigarlo, no hay lecturas, no hay canciones, no hay paños tibios en la frente, no hay medicina alguna que calme el dolor de ese momento.

El golpe está dado, el alma sufre, el horizonte se ha perdido, el siguiente minuto dolerá también y la siguiente hora y el siguiente día. El plan de solución parece pendiente o engavetado en la eternidad, y solamente la huída, la escapada, es la que está en la mente, pero no hay a donde ir, y además de eso, la herida es muy profunda.

De un momento a otro, todo se vino encima. El dolor del alma es real, existe, y el que lo sufre, se siente morir, el rostro se pone caliente, el corazón se acelera, no quiere nada de alegría a su alrededor, y la soledad es la única que es su aliada.

Pero aún enmedio de las llamas del sufrimiento, o en la soledad de un extranjero; aún traicionado por el ser que más amas o acabado por el destrozo financiero; aún cuando todos te abandonen, se burlen de ti y una hormiga tenga más precio que tu vida, siempre Dios pensará en ti, sigue clamado, porque Dios vendrá en tu ayuda, aunque sientas que la locura te incluye entre sus miembros, continúa con esperanza en medio de la noche espesa.

Eso está manifestado en el mismo Salmos, ya que luego de tanto sufrimiento y dolor, el mismo salmista lo dice:

“Echa sobre Jehová tu carga, y el te sustentará; no dejará para siempre caído al justo”. Salmos 55:22
Tu vida no es el plan terminado, lo que tenias antes no era todo lo que tendrias en este planeta; la persona que te ha traicionado, no es la unica que queda en la vida. Dios tiene algo mejor para ti, un plan maravilloso, algo que te sorprenderá de por vida, algo que no habías imaginado.

Recuerda que todo el tiempo que Dios ha dedicado a cuidarte, no lo perderá, Dios no desperdicia su tiempo, porque si Él, ha estado trabajando en tu vida desde hace mucho tiempo, no te dejará tirado en el piso, Él no deja abandonados a sus soldados heridos, además de eso, Dios tiene un testimonio que demostrar ante el mundo, ante los ángeles y ante los demonios, y es el hecho de levantar a todos los que claman a Él.

Respira profundo, tienes derecho a expresar como te sientes, dícelo a Dios, David lo dijo, y tu también puedes hacerlo.

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