Esperanza para quien enfrenta soledad
¿Alguna vez se sintió solo? Si su respuesta es sí, usted no es el único.¿Qué es soledad? El Diccionario de la Lengua Española define soledad como “Carencia voluntaria o involuntaria de compañía”. Pero el mismo diccionario también define la misma palabra como “Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo”. Tal vez usted no viva en un lugar yermo o despoblado, pero se está sintiendo solitario y sin esperanza.
La Biblia presenta algunos personajes que enfrentaron la soledad. Elías quedó varios días solo junto al arroyo de Querit (1 Reyes 17:1-7). JOB perdió los bienes, familia, salud, y los únicos “amigos” que quedaron a su lado lo acusaban de pecar. Estaba acompañado, pero solo. Daniel quedó solo en la cueva de los leones durante una noche entera. Juan quedó solo en la isla de Patmos.
Pero, tal vez, la mayor soledad la experimentó Jesús en el Getsemaní y en la cruz. El quedó solo. Los discípulos dormían cuando debían orar y estaban lejos cuando debían estar cerca (Luc. 22:39-46). En la cruz él también estuvo solo. Su clamor fue “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me desamparaste?” (Mat. 27:46). Él estaba solo.
Sin embargo el hombre no fue creado para vivir solo. Dios declaró al crearlo: “no es bueno que el hombre esté solo” (Gén. 2:18). A pesar de referirse al casamiento, este texto también se aplica a los relacionamientos, por eso Salomón dice que “Mejor es ser dos que uno…” (Ecl. 4:9-12).
¿Cómo vencer la soledad? La mejor receta fue prescripta por Jesús cuando dijo que “donde estuvieren dos o tres reunidos en mi nombre, allí estará en medio de ellos” (Mat. 18:20).
Por eso, en primer lugar, tenga una relación saludable con otras personas cristianas (“dos o tres reunidos en mi nombre”). Allí la soledad es vencida, pues es el lugar donde Dios está presente, los amigos se encuentran, los sueños son compartidos y las oraciones son atendidas.
En segundo lugar, procure relacionarse con las personas a través de la iglesia, la comunidad y estrechando la amistad con un amigo. La Biblia afirma que “hay un amigo más allegado que un hermano” (Prov.18:24), y éste con seguridad lo podrá ayudar.
Y, por sobre todo, tenga esperanza y seguridad que Dios está a su lado. Él afirmó: “No temas, que yo estoy contigo…” (Isa.41:10), y Jesús dijo: “Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat.28:20). Eso lo hará sentirse feliz y acompañado.
La Biblia presenta algunos personajes que enfrentaron la soledad. Elías quedó varios días solo junto al arroyo de Querit (1 Reyes 17:1-7). JOB perdió los bienes, familia, salud, y los únicos “amigos” que quedaron a su lado lo acusaban de pecar. Estaba acompañado, pero solo. Daniel quedó solo en la cueva de los leones durante una noche entera. Juan quedó solo en la isla de Patmos.
Pero, tal vez, la mayor soledad la experimentó Jesús en el Getsemaní y en la cruz. El quedó solo. Los discípulos dormían cuando debían orar y estaban lejos cuando debían estar cerca (Luc. 22:39-46). En la cruz él también estuvo solo. Su clamor fue “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me desamparaste?” (Mat. 27:46). Él estaba solo.
Sin embargo el hombre no fue creado para vivir solo. Dios declaró al crearlo: “no es bueno que el hombre esté solo” (Gén. 2:18). A pesar de referirse al casamiento, este texto también se aplica a los relacionamientos, por eso Salomón dice que “Mejor es ser dos que uno…” (Ecl. 4:9-12).
¿Cómo vencer la soledad? La mejor receta fue prescripta por Jesús cuando dijo que “donde estuvieren dos o tres reunidos en mi nombre, allí estará en medio de ellos” (Mat. 18:20).
Por eso, en primer lugar, tenga una relación saludable con otras personas cristianas (“dos o tres reunidos en mi nombre”). Allí la soledad es vencida, pues es el lugar donde Dios está presente, los amigos se encuentran, los sueños son compartidos y las oraciones son atendidas.
En segundo lugar, procure relacionarse con las personas a través de la iglesia, la comunidad y estrechando la amistad con un amigo. La Biblia afirma que “hay un amigo más allegado que un hermano” (Prov.18:24), y éste con seguridad lo podrá ayudar.
Y, por sobre todo, tenga esperanza y seguridad que Dios está a su lado. Él afirmó: “No temas, que yo estoy contigo…” (Isa.41:10), y Jesús dijo: “Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat.28:20). Eso lo hará sentirse feliz y acompañado.
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